El mercado farmacéutico supera las ganancias
por ventas de armas o las telecomunicaciones. Por cada dólar invertido en
fabricar un medicamento se obtienen mil de ganancia.
La mayor parte de las empresas farmacéuticas
tienen carácter internacional y están presentes en muchos países a través de
sus filiales. El sector es tecnológicamente muy adelantado y abarca la
biología, bioquímica, ingeniería, microbiología, farmacia y farmacología,
medicina, enfermería, física, etc. Esta industria desarrolla
actividades de investigación y desarrollo (I+D), producción, control de
calidad, marketing, representación médica, relaciones públicas o
administración.
La
globalización le ha permitido maximizar sus beneficios ya que compran las
materias primas en los países donde son más baratas (países en vías de
desarrollo), instalan sus fábricas en donde las condiciones laborales son más
ventajosas y venden sus productos fundamentalmente en los países donde la
población tiene mayor poder adquisitivo y los servicios de salud están más
desarrollados.
La
industria farmacéutica, encargada de la producción y comercialización de
medicamentos, es uno de los sectores económicos más importantes del mundo. La
Lista Fortune (500 mayores empresas del mundo) mostraba en 2002 que el volumen
de beneficios de las 10 mayores farmacéuticas superaba los beneficios
acumulados por las otras 490 empresas. El mercado farmacéutico supera las
ganancias por ventas de armas o las telecomunicaciones. Por cada dólar
invertido en fabricar un medicamento se obtienen mil de ganancias, gracias a
que si alguien necesita una medicina y dispone de recursos la compra.
Un sector oligopólico
El mercado
farmacéutico está dominado por grandes empresas de los países industrializados,
a pesar de los avances de algunas naciones en desarrollo y acapara una gran
parte del mercado mundial gracias al control de la innovación y el desarrollo.
El sector farmacéutico se encuentra en continuo crecimiento y se caracteriza
por una competencia oligopólica en la que 25 empresas controlan cerca del 50%
del mercado mundial. La capacidad competitiva se basa en la investigación
y desarrollo (I +D), en la apropiación de las ganancias mediante el
sistema de patentes y en el control de las cadenas de comercialización de los
medicamentos.
Ninguno
de los países en desarrollo cuenta con industria farmacéutica propia, y con
excepción quizás de Brasil y de la India, han logrado una auténtica
emancipación en este aspecto. Aunque algunos países desarrollados que han sido
capaces de crear laboratorios nacionales dependen mayoritariamente de los
proveedores de materias primas químicas y, por consiguiente, de las industrias
químico-farmacéuticas que pertenecen también a estas. Un reducido grupo de
países (Estados Unidos, Unión Europea y Japón) dominan la casi totalidad de la
producción, investigación y comercialización de los fármacos en el mundo.
Desarrollan estrategias
empresariales cuestionables
Estas
empresas buscan conseguir fabulosas ganancias, recurriendo a estrategias muchas
veces cuestionables que gracias a su poder suelen gozar de una gran impunidad,
aplastando a competidores menores y presionando a los gobiernos. Los
precios que fijan son muy elevados lo que los hacen inaccesibles a una gran
parte de la población mundial, mientras que algunos de sus productos dañan la
salud de los enfermos.
Entre
las principales estrategias utilizadas hoy por la industria farmacéutica para
obtener sus ganancias mil millonarias cabría destacar:
Realizan una gran presión propagandística de
los medicamentos que fabrican, aunque no sean útiles y puedan ser nocivos para
la salud.
Explotan al máximo los medicamentos en forma
de monopolio y en condiciones abusivas que no tienen en cuenta las necesidades
objetivas de los enfermos ni su capacidad adquisitiva.
Reducen la investigación de las enfermedades
que afectan principalmente a los países pobres, porque no son rentables,
mientras se concentran en los problemas de las poblaciones con un alto
poder adquisitivo, aun cuando no se trate de enfermedades (como la
proliferación de “medicamentos” antienvejecimiento).
Fuerzan las legislaciones nacionales e internacionales
para favorecer sus intereses, aunque sea a costa de la salud y la vida de
millones de personas.
La
colaboración de las multinacionales farmacéuticas con la industria
química, las universidades, y su apuesta en el I+D han ayudado al
crecimiento económico y al desarrollo de la ciencia y la tecnología. Pero su
poder oligopólico está poniendo en riesgo la sostenibilidad de los sistemas
sanitarios públicos y el acceso a los medicamentos a gran parte de la
población, han generado graves problemas de salud (Talidomida), han creado
situaciones de alarma social para vender sus productos (Tamiflú contra la Gripe
A) y han promovido la corrupción (sobornos a médicos y políticos) o dañado a la
salud (son una de las primeras causas de muerte y enfermedad) muertes con
sus productos.
Principales
laboratorios multinacionales a nivel mundial
Las
diez primeras empresas facturaron en 2012 un total de 335.000 millones de
dólares, lo que supone un 29,8% más que los 235.000 millones del año 2004. La
totalidad de estas empresas están en los países más desarrollados: 5
tienen su sede en Estados Unidos (50%), 2 en Suiza (20%), otras dos en el Reino
Unido (20%) y 1 en Francia (1%), aunque también hay empresas japonesas,
europeas nórdicas, alguna alemana con importantes niveles de ganancias.
Los
márgenes de ganancias de estas industrias son muy importantes alcanzando entre
el 70 y el 90%, con una tasa de ganancias del 20%, superando ampliamente el
15,8% de los bancos comerciales.
Algunas estrategias de la industria
farmacéutica para incrementar sus ganancias
Para
alcanzar y mantener estos enormes beneficios (a expensas de los servicios
sanitarios públicos), recurren en muchos casos a colocar en puestos
políticos y gubernamentales a personas afines a sus intereses o a
directivos de sus empresas.
Patentes
comerciales:
Una estrategia que incremento el poder político y económico de las grandes
compañías farmacéuticas estadounidenses fue la ley de extensión de patentes
(Ley Hatch-Waxman) aprobada por Reagan en 1984, (hasta esa fecha la política de
patentes no afectaban a los medicamentos por considerarlos un bien necesario).
Esta medida se extendió posteriormente al resto del mundo gracias a la creación
de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 1994, que vela por que la
globalización no afecte a los intereses del gran capital multinacional. Ahora
el 60% de las patentes de medicamentos son de EE.UU., frente al 20% de la Unión
Europea. Gracias a esto EE.UU. domina el mercado de los 50 medicamentos más
vendidos
Problemas asociados a
las patentes de medicamentos:
Dificultan el acceso a la atención sanitaria
y a la disponibilidad de medicamentos esenciales a gran parte de la población
por su elevado coste que es fijado abusivamente por los laboratorios.
Favorece los intereses industriales a
expensas de la mayoría de la población. El caso del tratamiento de la Hepatitic
C con Sovaldi a un precio brutal es un ejemplo paradigmático.
Imposibilita una auténtica competencia.
Son injustas con los países subdesarrollados.
Incrementar el precio de los medicamentos: La industria
argumenta la necesidad de fijar un elevado precio por los costes para
investigar y fabricar moléculas cada vez más complicadas que exigen inversión y
aparatos muy costosos. En realidad, el incremento de los costes no está
relacionado con la fabricación de los medicamentos, ni tampoco con la
inversión en investigación y desarrollo, sino en los gastos asociados a
la comercialización y la promoción de sus productos. Mientras que la
investigación y desarrollo de fármacos recibe en torno al 13% del prepuesto,
los gastos de marketing suponen entre el 30-35% del presupuesto de los
laboratorios, es decir gastan el doble en promoción que en investigación, el
articulo antes citado del BMJ señalaba que por cada $ dedicado a la
investigación se dedican 19 a promoción.
Por
otro lado los costos de fabricación han disminuido de manera importante, debido
al empleo de aparatos y procesos industriales más eficientes, a la
automatización de muchas etapas productivas y a la reducción de mano de obra
(las grandes fusiones de las principales empresas farmacéuticas de los años 90
generaron decenas de miles de despidos). Los costes son la consecuencia de la
realización de estudios de mercado, análisis de competidores, extensión de
patentes, distribución, promoción, publicidad y ventas de sus productos, gastos
administrativos para mantener estructuras multinacionales y los astronómicos
salarios pagados a sus ejecutivos.
Estrategias para incrementar la venta de
medicamentos
La
industria se enfrenta, desde hace algunos años a las políticas de los gobiernos
de reducir el gasto farmacéutico que suponen una proporción cada vez mayor de
los presupuestos estatales (en España alcanza entre el 25-30% del gasto
sanitario total, lo que pone en riesgo el sostenimiento del sistema público),
con medidas como reducción de precios, precios de referencia para grupos de
medicamentos similares o la promoción de genéricos.
Para
hacer frente a esta disminución de ganancias los laboratorios están poniendo en
práctica diferentes medidas:
·
Redefinir
e incrementar la prevalencia de determinadas enfermedades: Hay informes
que señalan que la disfunción sexual femenina alcanza al 43% del total.
·
Promover
el tratamiento de problemas leves o de mediana gravedad como indicios de
enfermedades más graves: Síndrome del colon irritable o trastornos de ansiedad.
·
Transformar
los riesgos para la salud en enfermedades: La osteoporosis o el síndrome por
déficit de testosterona.
·
Estimular
la preocupación sobre futuras enfermedades en poblaciones sanas. La osteopenia
o el Alzheimer.
·
Convertir
los problemas personales y sociales en trastornos de salud diagnosticables y
con necesidad de tratamiento: Convertir la timidez en fobia social.
·
Considerar
ciertas enfermedades como epidemias de extraordinaria propagación y letalidad:
La gripe A que fue una gripe más suave que la estacional promovió la aplicación
de protocolos estrictos (con el uso de trajes y áreas de aislamiento, el empleo
de antivirales como Tamiflú de eficacia no probada y la promoción en masa de la
vacuna).
Hasta
hace poco, era frecuente que las grandes empresas farmacéuticas pagasen
sobornos a los médicos para que recetasen sus medicamentos, aunque es una
práctica que generalmente está mal vista y en muchos lugares es ilegal. Con el
incremento de los controles sobre los médicos prescriptores, los laboratorios
están desarrollando estrategias para apoyar económicamente, organizar congresos
y reuniones con la Organizaciones de Enfermos para buscar el apoyo de los
mismos y que presionen a los gobiernos para la financiación de determinaos
fármacos aunque no esté justificada su necesidad o tengan efectos adversos.
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